En Busca del Tiempo Perdido (Libro): Resumen y Análisis

«En Busca del Tiempo Perdido», es sin duda alguna, la emblemática obra que nos evoca el infinito significado de los acontecimientos guardados en la memoria, de lo representativo del paso del tiempo en la vida, del amor, de la influencia de las clases sociales y la repercusión de la misma ante la inclinación sexual de un individuo. Conoce aquí esta majestuosa obra del francés Marcel Proust y todo lo que lo llevó a inspirarla.

En Busca del Tiempo Perdido

Origen de «En Busca del Tiempo Perdido»

Novela escrita por el destacado francés Marcel Proust, durante los años 1908 a 1922. La obra «En Busca del Tiempo Perdido», es tomada por los críticos como una de las memorables de la literatura francesa y universal. Cada palabra plasma todo lo que envuelve la vida y el pensamiento del autor, su memoria, sus recuerdos y las uniones que experimentan.

La publicación se dio a cabo entre los años 1913 y 1927, a través de siete segmentos.

Estructura de la Obra

«En Busca del Tiempo Perdido», está constituida de siete partes, las mismas son, en español y su original en francés:

  • Por el Camino de Swann – Du Côté de Chez Swann (1913).
  • A la Sombra de Las Muchachas en Flor – À l’ombre des jeunes filles en fleurs (1919).
  • El Mundo de Guermantes – Le Côté de Guermantes. Tomo I en 1920 y Tomo II en 1921.
  • Sodoma y Gomorra – Sodome et Gomorrhe I et II. Tomo I en 1922 y tomo II en 1922.
  • La Prisionera – La Prisonnière. (1923).
  • Albertine desaparecida – Albertine disparue o La Fugitiva – Le Fugitif (1925).
  • El Tiempo Recobrado – Le Temps retrouvé (1927).

Las partes 5, 6 y 7; es decir, La Prisionera, Albertine desaparecida y El Tiempo Recobrado; corresponde a obras póstumas.

Reseña de «En Busca del Tiempo Perdido»

El autor Marcel Proust, desde siempre demuestra ser muy sensible. Su núcleo familiar es de la clase social burgués de París, Francia, de principios del siglo XX. Desde joven mantiene inclinación hacia las letras, su deseo es ser escritor.

Al inicio de todo, se ve cautivado por la atracción de la sociedad, las fiestas, las personas, y eso lo hace que pierda un poco su enfoque. Empieza a conocer lo que es el mundo y los paseos propios de verano que son una moda. Siente y palpa el amor, al igual que se da cuenta de que la homosexualidad es algo que realmente existe.

Llega a verse obligado de estar fuera de muchas cosas por las enfermedades y la guerra. El mundo lo aparta porque él no se está apartando. Poco a poco va analizando la presunción a la que se somete una persona por todo lo que le rodea. La forma en que el tiempo pasa y no se detiene, la manera en que el tiempo es perdido.

En la primera parte, el narrador relata la experiencia que está viviendo de tener inconvenientes para llegar a el sueño, a realmente dormir, descansar. Hace referencia además de una experiencia vivida en su niñez, a lo que se encuentra tomando una magdalena que sumerge en té.

La transcripción perteneciente a éste acontecimiento, es la más afamada de Marcel Proust, quizás por la forma en que toma lo que es la memoria involuntaria y que le sigue durante toda su obra.

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Un Amor de Swann

Seguida a «Por el Camino de Swann», está «Un Amor de Swann», que es su segunda parte. En ésta, el relato hace mención de todos los sucesos, por más incidentes sentimentales entre Charles Swann y su pareja Odette de Crécy. Por ser una historia totalmente aparte y de pequeña densidad, al autor le pareció excelente como inicio la segunda parte.

Curiosamente «Un Amor de Swann», es utilizada frecuentemente en los centros educativos franceses como parte de sus análisis de literatura. Se considera que es perfecta para ser estudiada por los jóvenes, quienes de algún modo podrían verse identificados con Swann y sus contradictorios episodios amorosos.

La vida de Marcel Proust vs «En Busca del Tiempo Perdido»

Es de vital importancia indagar un poco en la vida de éste famoso escritor para así lograr comprender la obra presentada. Saber de qué forma se desenvolvía el núcleo familiar y cercano a él. Inicialmente están las damas conformadas por su madre, abuela, tía, su gran amiga de la niñez, de sus añorados juegos.

Así como también la doméstica que prestaba sus servicios en el hogar, las amigas con las que conversaban, la amiga íntima que no es una mujer sino por el contrario es un hombre. También los homosexuales, las cartas de Marie de Rabutin-Chantal, marquesa de Sévigné (Mme de Sévigné), que es una escritora francesa. Todo lo anterior es pieza clave en lo que es la novela como tal.

Todas las personas descritas son con las que estuvo relacionado Marcel Proust durante su existencia. Por tal motivo, es que «En Busca del Tiempo Perdido», se muestra como una narración donde el mayor porcentaje de personajes es femenino. Además, por otra parte, el género masculino que se hace presente, sin tomar en cuenta el narrador, es de personalidad irrespetuosa, de bajo proceder y hasta despectivo, sin relevancia, torpes.

Pudiendo citar algunos como:

  • Bloch ; Saint – Loup; el director del Hotel en Balbec (Torpes).
  • Su padre; marido de Mme Verdurin; marido de la duquesa (tienen que ver con la figura femenina descrita).
  • M. de Charlus; Norpois, Duque de Guermantes (Crueldad).
  • Brichot, Bergotte (sin características sexuales visibles e intelectualizado).
  • Swann (persona traicionada).

El único personaje de género masculino eficiente, auténtico y sensible es Swann, que a su vez es en extremo maniático e insistente en lo que se refiere al sexo femenino. Su padre casi ni se siente en la obra, no tiene relevancia, su importancia es prácticamente nula.

Su padre y el olvido

Al llegar a la parte cinco «La Prisionera», su padre ya se palpa ausente en la obra sin llegar a comentarse algo sobre él. En la vida real, la relación de Marcel Proust con su señor padre fue dura y de poca presencia. La manera similar a lo que fue su figura paterna, es lo plasmado en su relato, el hombre que experimentó abandono, ausencia, poco acercamiento afectivo, sin influencia en su vida y sobre su vida.

Por todo lo indagado, quizás se podría llegar a pensar que «En Busca del Tiempo Perdido», es un desahogo a tanta presión psicológica vivida por Marcel Proust. A su soledad afectiva respecto a su padre, llegándole a mostrar como un ser de poca significación y relevancia en su vida. Simplemente es por su parte inapreciable.

La homosexualidad en la escritura de «En Busca del Tiempo Perdido»

Si viajamos a lo que es la escritura, es realmente dificultoso llegar a rememorar que haya un autor anterior a Marcel Proust que trate el tema de la homosexualidad tanto femenina como masculina, tan detalladamente. Para lo que es la época, su escritura es tomada como moderna y desafiante.

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La inclinación sexual de Marcel Proust es homosexual, pero su persuasión religiosa y la fuerte intimidación en el ámbito familiar y del lado social, le instaron a vivir su intimidad secretamente. Tuvo que defenderse, con gran vergüenza, de haber sido acusado de mantener relaciones íntimas con un amigo de la juventud.

Al Marcel Proust realizar ésta narración, la misma le ofrece la oportunidad de ahondar en éste delicado tema. Muestra al narrador como un ser que le fascina la relación íntima homosexual a escondidas siendo a la vez contradictorio el hecho de desaprobar tal actitud.

En la obra «En Busca del Tiempo Perdido», los personajes de inclinación homosexual o bisexual llegan a ser numerosos. Siendo alguno de ellos Albertine, Robert de Saint – Loup, M de Charlus, entre otros. Se puede afirmar que el escritor Marcel Proust es el pionero en tratar en  una novela el tema de la homosexualidad tan abiertamente, llegando a ser un arte moderno.

A través de ésta narración llega de algún modo a aceptar dentro de la misma negación su verdadera inclinación sexual y a convivir con ella que lo más importante y necesario.

Unión de otros enfoques del autor

En ésta obra «En busca del Tiempo Perdido», el autor Marcel Proust, da a conocer abiertamente sus otros enfoques que no dejan de ser importantes y necesarios para complementar su grandiosa obra. Entre ellos se pueden citar los siguientes:

  • Lo importante que es el transcurrir del tiempo y su posterior repercusión en el ser humano como lo son el paso de la edad, el amor, la llegada y lucha de las enfermedades y la muerte que es una batalla perdida porque no la podemos detener.
  • La humanidad en cuanto a las relaciones presentes entre las distintas clases sociales, que en toda época han sido de nulo análisis y relevancia.
  • El original lenguaje de narración de la obra que es francés, el uso de los nombres propios de los lugares citados, el uso del lenguaje de acuerdo a la clase social de la que se estaba narrando, entre otros.
  • Los valores como la gratitud, la amistad, el amor, el respeto, la confianza y el compromiso.
  • La realidad de la vida en la alta esfera de la sociedad y sus relevantes conversaciones.
  • La inmersión de la historia del país «Francia», lo que es y representaban las familias de la nobleza de la época, así como también sus personajes históricos.
  • El delicado tema de las relaciones internacionales, de la política del país, la estrategia militar y la guerra.

En Busca del Tiempo Perdido

Marcel Proust y su estilo literario

El estilo literario del autor se presenta de forma particular compuesta de frases extensas. Los escritores de la época opinaban que escribía del mismo modo en que llegaba a hablar, siendo esa la diferencia. Dicen que por tener la afección de ser asmático, llegaba a redactar largas frases que hacían recordar el propio ritmo extenso de la respiración.

Quienes apreciaban sus escrituras de cerca aseguraban que llegaba a realizar minuciosas revisiones en donde de acuerdo a su exigencia reproducía tomos completamente nuevos de una misma narración.

Le obsesionaba el tema de la salud, veía que la muerte se aproximaba cada vez más aceleradamente. Para el momento en que Marcel Proust redacta «En busca del Tiempo Perdido», su madre tenía un poco más de un año de haber fallecido y su condición asmática se siente agravada.

Para ese momento Marcel Proust cuenta con la edad de cuarenta años y hasta ese entonces no había redactado un texto que fuese significativo, excepto el titulado «Los placeres y los días». La narración de «Los placeres y los días», es la unión de distintos relatos cortos. Por otro lado está la narración de «Jean Santeuil», que fue una novela que sólo se llegó a publicar después de su fallecimiento.

Siempre se distingue

Los temas que desarrolló en esas dos presentaciones, los trata en la obra, «En Busca del Tiempo Perdido», pero de una forma distinta, con marcada madurez y prudencia literaria. Ello se aprecia cuando trata lo que es la sexualidad que es vista como un gran tabú, el recuerdo, la irreverencia hacia la madre, la evocación sensorial, entre otros.

A medida que se ahonda en la narración se siente la forma en que ve con desesperación a la muerte, viéndose intimidada la continuidad de la obra.

Intelectualmente la formación de Marcel Proust es muy nutrida. Estudió Derecho por imposición de su padre. Posterior a ésta exigencia busca cumplir su sueño y es cuando logra su License ès Lettres, que según su padre fue su gran decepción.

Las frases usadas por los graduados en Derecho son extensas y complejas y el autor en sus narraciones mezcla ésta experiencia en sus largas frases, pero de una forma distinta, cautivadora y hermosa por demás. En las lecturas se hace normal y habitual encontrarse con frases tan extensas que pueden llegar a ocupar media página y hasta más.

Su nivel intelectual se impone

Marcel Proust es un autor de presencia, distinción y estudiado, que sabe plasmar su compilación psicológica en las narraciones. Además de colmar su relato de dedicada cultura, sin hacer a un lado sus acostumbradas citas y las referencias de lugares, obras y personajes históricos.

Sus narraciones son de inmensa sutileza, creación y belleza, donde la complejidad se mezcla con el perfecto uso de las palabras, las descripciones y la lectura variada sin dejar de ser agradable.

El autor en ningún momento deja de plasmar la realidad del tema que trata, con sus apreciaciones, donde el tiempo es la vida, junto a lo que es las relaciones, la identidad de las personas y la sociedad. Todo esto hace que sus obras sean impactantes donde se aprecie que la realidad sólo toma conciencia a través de la captación, bien sea real o imaginaria.

Para Marcel Proust el tiempo es un factor de suma importancia, porque están los distintos puntos de vista de acuerdo a lo que esté narrando. Se encuentra el pasado, el presente y lo que se opina en el presente de lo que fue el pasado, aparte de la forma como se vive lo pasado, pero en la época del presente, que es evidente de que posee otro enfoque.




«En Busca del Tiempo Perdido» Resumen

La obra «En Busca del Tiempo Perdido», está conformada de siete partes. La primera de ellas llega al lector en el año 1913 bajo el título «Du Côté de Chez Swann», en Español, «Por el Camino de Swann». A los años y por la trascendencia obtenida de la la narración, el notable editor Gallimard tomó la responsabilidad de la publicación de los siguientes tres episodios que llegaron a los lectores entre los años 1919 y 1922.

Los mismos llevan los títulos: «À l’ombre des jeunes filles en fleurs», en español, «A la Sombra de Las Muchachas en Flor», presentada en el año 1919 y que fue acreedora del prestigioso Premio Goncourt. «Le Côté de Guermantes», en español, «El Mundo de Guermantes», presentadas en dos tomos, el primero en el año 1920 y el segundo en el año 1921. «Sodome et Gomorrhe», en español, «Sodoma y Gomorra», igualmente presentada en dos tomos, siendo los mismos entregados en el año 1922.

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De forma póstuma se presentaron tres siguientes publicaciones entre los años 1923 y 1927, llevando los títulos: «La Prisonnière», en español, «La Prisionera», presentada en el año 1923. «Albertine disparue», en español, «Albertine desaparecida» o «Le Fugitif», en español, «La Fugitiva», presentada en el año 1925. Y por último «Le Temps retrouvé», en español, «El Tiempo Recobrado», presentada en el año 1927.

A continuación se muestra un compendio de cada parte de la obra «En Busca del Tiempo Perdido».

«Por el Camino de Swann», (1913).

Ésta primera parte da inicio con el recuerdo de un hecho de su infancia, ocurrido en Combray. El mismo se trata de su experiencia de degustar una magdalena sumergida en té. Eso no lo hacía desde su niñez y le permitió rememorar personas importantes de su niñez como los son su madre, su abuela, la tía Leoncia por citar las más emblemáticas.

En Busca del Tiempo Perdido

Viene el recuerdo del sitio donde se encontraba, de su alrededor. En eso se mezclan sus paseos normales de la niñez en el que se destacan, el Camino de Méséglise, con la presencia de las personas conocidas con las que mantenía contacto como lo son Swann, Gilberte hija de Swann y el músico Vinteuil.

Por otro lado se encuentra el Camino de Los Guermantes, que lo lleva al área aristócrata, de vida completamente distinta y que en ese momento por su corta edad apreciaba de forma opuesta a lo que es en la época de la obra.

En la obra entra el relato de la relación amorosa, llena de situaciones entre Swann y su novia, futura esposa Odette de Crécy. Su prometida posee ante la sociedad una imagen que hace que Swann se vea en la necesidad de frecuentar distintos ambientes como lo es la casa de los Verdurin. Éstas personas están experimentando lo que es tener dinero, desean que la sociedad los ascienda de nivel y ser aceptados.

Ésta primera parte finaliza con el recuerdo que experimenta el narrador de lo que es su adolescencia y su gran desespero por el amor desenfrenado que siente por Gilberte.

«A la Sombra de Las Muchachas en Flor», (1919).

El tiempo ha transcurrido aunque el narrador aún se encuentra en su temprana juventud. Observa con gran tristeza la forma en que decae el amor que le profesaba a Gilberte.

En Busca del Tiempo Perdido

Llegan a su vida otras personas que empiezan a llenar la visión de su nuevo mundo, entre ellas el escritor Bergotte y la actriz Berna.

Hace referencia a los paseos a la playa donde todos asisten de nombre Balbec, allí conoce a un joven llamado Saint – Loup, que es un familiar de los extraños Guermantes. Su nueva amistad lo lleva al medio de la aristocracia presentándole a su tío, el barón de Charlus.

Pero nada lo impresiona tanto como el grupo de muchachas que vio y que conoció, «muchachas en flor». Siendo las más destacadas del grupo, Andrée, Albertine y Rosamonde.

«El Mundo de Guermantes», (1920 – 1921).

El narrador felizmente experimenta ser integrado en el medio de los Guermantes. El hecho se dio en París, donde llega a hospedarse en una habitación de la residencia de esta aristócrata familia.

En Busca del Tiempo Perdido

En esta ocasión su deseo y visión amorosa cambia totalmente, enfocándose en la duquesa. Ella es una joven inalcanzable. Pero eso no le importa, es persistente en sus pensamientos y deseos.

Luego se retira hacia Doncières, sitio donde se encuentra prestando servicio militar su amigo Robert de Saint – Loup.

Se inician sucesos repentinos en la memoria del narrador, a lo que conoce a la actriz Rachel, que es la amante de su amigo Robert, llegando a consolidar una bonita amistad. Su abuela fallece y empieza a sentir amor por Albertine, que es una de las «muchachas en flor» que conoció.

Visita con frecuencia el salón de Mme. de Villeparisis, donde llega a descubrir que el barón de Charlus en un hombre homosexual.

«Sodoma y Gomorra»  (1922).

Vuelve a la elegante y concurrida costa de Balbec. La obra sigue en su sin fin de pasiones amorosas. Ahora todo gira en torno al barón Charlus y al amor que siente por el violinista Morel.

A ésta desenfrenada pasión se une la que ocurre entre el narrador y el amor que siente por Albertine que cada vez se hace más intenso.

En Busca del Tiempo Perdido

El narrador se encuentra en la villa de los Verdurin, donde experimenta sensaciones que le obligan a preguntarse qué es lo que realmente siente por su amada Albertine.

En un abrir y cerrar de ojos descubre que Albertine mantiene contacto lésbico con Mme. de Villeparisis y eso produce que decida llevársela rápidamente a París.

Su amigo Swann se mezcla en los acontecimientos manifestando tener una enfermedad incurable.

«La Prisionera», (1923).

El narrador llega a París en compañía de Albertine. Él espera contraer nupcias con ella, ese es su objetivo. Se presentan nuevamente los conflictos pasionales de los personajes.

 

El barón de Charlus llega a ser traicionado amorosamente por su gran amor, el violinista Morel. Todo ese acontecimiento hace que el narrador empiece a experimentar celos a más no poder, además de una gran ansiedad, angustia, desespero y temor por Albertine. Ella realmente es su prisionera y él por su parte cree seguirla amando.

Se suscitan muchos eventos entre el que se destaca el fallecimiento del escritor Bergotte.

«La Fugitiva», (1925).

El tiempo pasa. Entre tanto, un lejano amigo del narrador perteneciente al Camino de Méséglise, el músico Vinteuil, ahora es un verdadero maestro de la música. Nada más y nada menos ha compuesto un septeto.

El narrador rememora al barón Charlus, quien se haya cada vez más demacrado debido a sus tristezas amorosas.

El narrador entre tanto se pone a analizar y queda totalmente convencido del pensamiento de que todo desespero emocional de la vida puede llegar a ser asimilado y superado. Y el mismo se logra a través del arte, porque su amigo el músico Vinteuil así lo demuestra.

Con todo este va y ven de pensamientos, conclusiones y reflexiones, llega a darse cuenta de que ya no siente vínculo amoroso hacia Albertine y toma la decisión de dejarla ir, ya no tiene sentido tenerla prisionera a su antojo.

Cuando se dispone a dejarla en libertad se percata que Albertine logró escaparse y ésto desata una inaguantable pasión por ella.

Accidentalmente Albertine fallece, siendo sin sentido todo lo que siente por ella. Se presenta un total desconcierto. Ahora el narrador vuelve a sentir amor, y es por la joven que inicialmente sintió amor, la hija Swann, Gilberte.

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Pero es demasiado tarde, lo que siente por ella no se puede dar, Gilberte se casa con Robert de Saint – Loup, su gran amigo. En este momento se juntan los Caminos de Méséglise y los Guermantes.

Como ha sido normal en la obra, se siguen presentando situaciones, unas más notorias que otras. El narrador descubre que Robert Saint – Loup es homosexual, como lo descubrió con su tío el barón Charlus.

«El Tiempo Recobrado», (1927).

En ésta última parte, el narrador se encuentra en la casa de la ahora desdichada Gilberte, quien está destrozada por las las mentiras y traición de su marido. Él falleció tiempo atrás en el transcurso de las narraciones.

Viven la Guerra Mundial. A todas éstas el barón Charlus sigue en su búsqueda desesperada por encontrar un compañero sentimental en medio del fuego enemigo que está sobre París.

Gilberte y el narrador no pierden momento en recordar situaciones vividas juntos en su infancia. Lo que fue la aristocracia se fue abajo de manos de la alta burguesía. Y se hace evidente por los Verdurin.

En Busca del Tiempo Perdido

Finalizada la Guerra Mundial, el narrador acepta a Mme. Verdurin como la nueva princesa de Guermantes. Llegó a esa distinción después de haber quedado viuda y de haberse vuelto a casar.

El narrador estando en su ahora mansión, no se preocupa por estar reconociendo a sus viejos amigos, el tiempo los ha cambiado para mal.

Todo le hace recordar el pasado, hasta un simple roce de una cucharilla con el plato, lo cual le hace sentir una sensación de inigualable bienestar.

Poco a poco esos recuerdos le permiten viajar en el tiempo con cada uno de los personajes, sus amigos, con quienes vivió cualquier cantidad de vivencias. Rememora como su amigo, el músico Vinteuil cambió su vida y ésto le da la alegría de verle un sentido a la suya.

Análisis de «En Busca del Tiempo Perdido»

Entre tanto relato, podría llegarse al análisis de que «En Busca del Tiempo Perdido», es una serie de etapas de la vida, llenas de experiencias. En el que el narrador se presenta en primera persona y dice estar identificado en todo momento con el autor y lo que es su vida.

Igualmente a lo largo de las narraciones se hacen presente personajes que vienen siendo seres reales que estuvieron inmersos en la vida de Marcel Proust, como lo fue Robert de Montesquiou, que en la obra era el barón Charles.

Por otro lado, su amigo que es el prologuista de «Les Plaisirs et les Jours Anatole France», es quien aparece en la narración como el escritor Bergotte.

En ésta obra el escritor enaltece lo que es la memoria en el paso del tiempo, llevándola a otro nivel, donde las situaciones la sitúa en las alturas de las letras contemporáneas. Indudablemente, Marcel Proust ha utilizado el lenguaje más noble y sutil para engalanar lo que es la vida. Situar los sentimientos, el amor, el deseo, el placer y lo negativo que puede llegar a ser la presión de la sociedad y el entorno. Obligando a una persona a llevar una vida escondida o quizás hasta una doble vida o apariencia.

Todo gira en torno al tiempo que se ha ido y que por más que se busque nunca se encontrará. El tiempo pasado sólo está en la memoria, en el recuerdo.

Nuestra memoria nos ofrece viajar en el tiempo y en el espacio, nos lleva a acontecimientos, a revivir sentimientos y emociones. Ella nunca se detiene porque no conoce el límite. La memoria, es lo fascinante que día a día nos acompaña en el camino de la vida, en ese camino que está «En Busca del Tiempo Perdido».

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Personajes de la Obra

En ésta majestuosa obra se encuentran los siguientes personajes notorios:

  • El narrador
  • Su madre
  • Su abuela
  • Leoncia (tía del narrador).
  • Albertine, éste personaje nace de la inspiración de Alfred Agostinelli, quien en 1913 le solicitó empleo a Marcel Proust y éste lo contrató con el cargo de secretario y ayudante.
  • Swann
  • Odette de Crécy (novia de Swann).
  • Gilberte (hija de Swann).
  • Robert de Saint – Loup (familiar de los Guermantes, amigo del narrador y sobrino del barón Charlus).
  • Bloch (amigo del narrador).
  • El barón Charlus (tío de Robert de Saint – Loup).
  • Morel (violinista amante del barón Charlus).
  • La Duquesa y el Duque de Guermantes.
  • Mme. Verdurin, que es la conversadora dominante.
  • M. Brichot, que es el sabio.
  • M. Norpois, que es el diplomático.

En Busca del Tiempo Perdido

Traducción de «En Busca del Tiempo Perdido»

Ésta obra fue traducida al español en sus tres primeras partes por el poeta Pedro Salinas Serrano, que fue un escritor español altamente conocido por sus ensayos y poesías. La traducción se dio inicio en el año 1920. A él lo acompañó el poeta, periodista, ensayista y traductor español José María Quiroga Plá. Las tres primeras partes se hicieron así, la primera parte en 1920, la segunda parte en 1922 y la tercera parte en 1931.

La traducción de las siguientes cuatro partes restantes fue de la mano de:

  • Marcelo Menasché, por medio de la edición argentina de Santiago Rueda en 1947.
  • Fernando Gutiérrez, por medio de la edición española de José Janés en 1952.
  • Consuelo Berges, por medio de la edición española de Alianza Editorial, publicados en los años 1967, 1968 y 1969.

Se llegaron a realizar dos nuevas traducciones para la década de 1990, a través de Mauro Armiño por medio de la editorial Valdemar y de Carlos Manzano por medio de la editorial Lumen.

Posteriormente se realizó una, hasta ahora última traducción que cambia totalmente la expresión de las anteriores. La misma la realizó Estela Canto, escritora, periodista y traductora de origen argentino, por medio de la editorial Losada.

Como Marcel Proust rememora una experiencia

Sin duda alguna el relato de la primera parte, ocurrido en «Por el Camino de Swann», es el más emblemático a la hora de rememorar una experiencia. Así lo hizo Marcel Proust con su inolvidable y simbólico recuerdo al hacer mención de degustar una magdalena sumergida en una taza de té.

Así la comía durante su niñez, en los viajes que hacía en compañía de sus padres a la casa de su tía Leoncia. La magdalena pasó a ser la manera significativa en que el autor rememoró un hecho a través de los sentidos.

Aquí el autor nos invita de una forma sutil a reflexionar sobre la belleza de las experiencias del día a día donde una simple degustación, aroma, gesto, palabra, o lo que sea, por más sencillo e insignificante que sea, se convierte en el más sublime evento que nos acompañará en nuestro andar por la vida, «En Busca del Tiempo Perdido».

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