Resumen y reseña de El Juego de los Abalorios

En esta oportunidad, te traemos una completa reseña de uno de los libros más representativos de la literatura filosófica, y de uno de los escritores alemanes más prolíficos de su tiempo, estamos hablando de nada mas y nada menos que de “El Juego de los Abalorios” del mítico Herman Hesse, este es un libro caracterizado por su profundo contenido de autodescubrimiento, esta es considerada la última obra del escritor alemán, en este artículo analizaremos a profundidad este fantástico libro, ¡Acompáñanos!

Preambulo de la obra

El juego de los abalorios o El juego de abalorios (título completo: El juego de los abalorios. Ensayo de biografía de Josef Knecht, ‘magister ludi’, seguido de los escritos que dejó; en alemán: Das Glasperlenspiel. Versuch einer Lebensbeschreibung des Magister Ludi Josef Knecht samt Knechts hinterlassenen Schriften) es una novela escrita por el ingenioso escritor alemán Hermann Hesse y publicada en el año de 1943.

Fue la última de sus obras editada en vida del autor, tres años antes de recibir el Premio Nobel de Literatura por su enorme contribución en este campo, Herman Hesse es muy conocido por los lectores por trabajo en “El lobo estepario” obra existencialista que decanta el estilo profundamente filosófico de este autor.

Esta fascinante novela está perfectamente ambientada en un tiempo futuro, para ser más específicos en el siglo XXV o XXVI, todo esto dos mil años después de la existencia de san Benito de Nursia, un personaje muy importante en esta historia, la trama se desarrolla principalmente en una provincia llamada Castalia, esta ciudad en la historia se dedica por entero a la actividad intelectual, y el estilo de narración está orientado a una narración por parte de un biógrafo que cuenta la vida de Josef Knecht, magister ludi (maestro de juegos) de la Orden del Juego de los Abalorios, este juego se trata más que todo de un ejercicio intelectual que pretende relacionar todos los saberes de la humanidad en un solo componte, una tarea desafiante para los participantes del mismo.

La obra tiene rasgos de novela utópica, basados en preceptos de una sociedad perfecta y también de novela de formación (en la tradición alemana de la bildungsroman)

No es muy habitual que los grandes nombres en el extenso mundo de la Literatura, autores que hayan escrito clásicos atemporales, tengan obras referentes a la ciencia ficción (como en general toda la literatura de género)  este estilo de redacción de novelas muy a menudo ha sido  despreciada silenciosamente por aquellos que se consideran guardianes y practicantes de denominada “Alta Cultura” en el mundo literario.

Sin embargo, de vez en cuando alguno de estos geniales autores encuentra que una ambientación futurista puede servir a sus propósitos, como por ejemplo lo supo traducir Herman Hesse con esta interesante obra de ficción. Fue el caso del escritor alemán naturalizado suizo Herman Hesse y de la obra que ahora loes comentaremos a todos los que leen este artículo. Eso sí, la élite intelectual nunca reconocerá que el libro en cuestión pueda encuadrarse en un género “menor” como la ciencia ficción, sin embargo este ha roto las barreras de las etiquetas para posicionarse como uno de los grandes clásicos de la literatura.

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Resumen argumentativo del Juego de los Abalorios

Podemos referenciar claramente que “El Juego de los Abalorios” es una obra que está ambientada en un futuro indeterminado, pero que sin embargo puede deducirse es el siglo XXV, unos 5 siglos más de nuestra época actual. Se puede decir que tras las brutales guerras del siglo XX y la decadencia cultural que se experimentó por todos los movimientos nacionalistas, políticos y religiosos, la sociedad de ese futuro tuvo la enorme decisión de formar una Orden intelectual la cual se definía singularmente por tener un carácter monástico, el objetivo de toda esta sociedad utópica consistía en poder preservar la herencia intelectual y cultural de la Humanidad con el paso del tiempo.

Para poder cumplir esta misión, se les cedió a los seguidores de este nuevo movimiento, un territorio en Europa Central al que se pasó a conocer como la ciudad de Castalia. Con una importante semejanza a una especie de Vaticano secular, Castalia es un lugar reservado exclusivamente para el ejercicio del intelecto, en todas las ramas del conocimiento del hombre, un micromundo académico sustentado por múltiples teorías, análisis, interpretaciones y debates, la particular característica de esta sociedad es que se hallan ausentes la política, la economía o la tecnología, pero también la acción, la creatividad, la experimentación y la originalidad.

Se preserva lo ya existente, sí, pero no se crea nada nuevo, una interesante metáfora que aborda el escritor.

Ahora bien, se puede decir que la principal misión de los austeros intelectuales que allí habitan es la de preparar los residentes más jóvenes de la cuidad, los cuales son muchachos específicamente buscados para poder ejercer el acontecimiento ceremonial supremo de la Orden, este especial evento consiste en una especie de rito secular llamado Juego de Abalorios, el cual es un completo desafío para estos jóvenes muchachos.

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La exacta naturaleza de este rito no es completamente clara y concisa, sin embargo, las reglas se pueden percibir con una complejidad pasmosamente alta, esto se debe principalmente a que estas requieren profundos conocimientos interdisciplinares, una combinación de saberes de todas las ciencias y las artes.

Recurriendo a un amplio alfabeto en el que conceptos como los conceptos musicales, los teoremas matemáticos y los postulados filosóficos son representados mediante símbolos gráficos parecidos a caracteres chinos, estos símbolos representan a cada una de estas disciplinas, los jugadores construyen un mapa que saca a la luz paralelismos y relaciones ocultas entre campos del conocimiento aparentemente independientes, todo consiste en crear una disciplina única que abarque todas estas.

Dentro del desarrollo de la trama, podemos decir que el narrador de esta obra hace una detallada descripción de la vida y ascenso del protagonista, Joseph Knecht, un joven muchacho educado en esa cultura fría y analítica, el cual debe abrirse paso para alcanzar un lugar en ella, sin embargo, el joven protagonista posee una enorme diferencia con sus pares, atípicamente para las costumbres de la Orden de Castalia, Joseph Knecht, también ha disfrutado de la influencia de dos subculturas que perviven fuera de ese territorio, el posee influencias culturales exteriores por lo cual lo hace diferente a todos.

En el Bosque de Bambú, bajo la tutela del Hermano Mayor, un exiliado de Castalia, aprendió a meditar, jugar al I-Ching, leer y estudiar a los sabios de oriente, este aprende rápido estas disciplinas para convertirse en uno de los más sobresalientes jugadores. Más tarde, en un monasterio benedictino, fue el invitado del Padre Jacobo, con quien discutió de política, religión, filosofía, música e historia.

De unos y de otros, el saber estos preceptos culturales, nuestro protagonista Knecht finalmente aprendió todo lo necesario para participar en “el Juego” y ascender en la jerarquía de la Orden hasta alcanzar el cargo de Magister Ludi, el Maestro del Juego, para lograr esto tuvo que pasar por importantes desafíos intelectuales, los cuales pudo resolver oportunamente, todos presentaron un enorme reto para él.

Nuestro protagonista más adelante desarrollaría habilidades propias como por ejemplo ser un rebelde e iconoclasta al tiempo que brillante, por este sencillo motivo Knecht empieza a cuestionarse su lealtad a la Orden y la utilidad de ésta si ha de permanecer aislada del mundo real, él quería conectar todo este conocimiento hacia el mundo exterior, incapaz de influir en él y provocar cambios. Su crisis espiritual le llevará a tomar una decisión inaudita en Castalia.

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Enfoque de Herman Hesse en la obra

El Juego de los Abalorios” consiste en una interesante novela la cual es magistralmente narrada por un cronista del futuro en el que está ambientada; la estructura con la cual la construyo Herman Hesse consta de tres historias cortas, las cuales llevan por nombre: (“El Hacedor de Lluvia”, “El Padre Confesor” y “La Vida India”) todas estas son presentadas como trabajos magistrales de la juventud de Knecht, en los que imagina cómo podría haber sido su vida de haber nacido en otro tiempo y lugar, este enfoque anacrónico le da una especial relevancia a la historia y la hace agradable de leer; también anexa trece hermosos poemas que contribuyen a cimentar el tema central de la obra, el cual es la creciente pérdida de la propia identidad y el rechazo al interés egoísta lleva a la redención y a un nuevo despertar del ser, por lo cual posee un enfoque meramente existencialista.

Este libro tiene una importante relevancia para el autor, todo esto se debe a que tres años después de publicar este libro y en buena medida gracias a él y a su fascinante historia de utópica y de ficción, Hesse ganaría el Premio Nobel de Literatura, el más alto honor que puede recibir un escritor en su carrera.

También podemos decir que, como su último título editado en vida, “El Juego de los Abalorios” constituye la culminación de toda su obra literaria, un libro cargado de autodescubrimiento y cuestionamientos a la existencia humana, un resumen y ampliación de las mismas ideas que había venido explorando en obras anteriores a través de personajes cortados por el mismo patrón.

En su obra podemos encontrar poderosas críticas a todo sistema educativo de “Bajo las Ruedas”, la historia de transición a la madurez de “Demian”, el viaje espiritual de “Siddartha” y el conflicto entre los mundos reales y académicos de “Narciso y Goldmundo”. “Viaje al Oriente” podría servir de preludio a esta novela que ahora comentamos y, de hecho, algunos de los acontecimientos de aquélla son mencionados en el primer capítulo de ésta, esto describe que Herman Hesse creo tras de sí un enorme universo literario el cual es ampliamente recomendado.

De esta manera podemos decir de manera categórica, que, al final de su vida literaria, de todos sus libros, poemas y filosofía tras las mismas (aunque murió en 1962, tras esta novela sólo publicó relatos cortos y poemas de menor relevancia), Hesse pudo conseguir con existo sintetizar la idea y esencia de todas estas novelas en un solo volumen. Solo por esto no quiere decir necesariamente que sea la mejor escrita de todas ellas, debido a que el “Lobo estepario” posee una mejor aceptación entre sus críticos.

De laguna manera esta obra posee sus aspectos negativos, estos se traducen en que, aquellos interesados exclusivamente en los aspectos más, digamos, espirituales de la obra de Herman Hesse posiblemente encontrarán esta novela reiterativa y aburrida respecto a trabajos anteriores del escritor, esto se debe a la monotonía de la narración.

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Además de esto último, no es considerado por todos como un libro fácil de leer, la razón de esto es que sus primeras cien páginas son lo suficientemente áridas como para que muchos lectores finalmente decidan abandonar el libro por su falta de enganche. Su agobiante detallismo a la hora de describir la política y organización de Castalia convierten esa parte casi en un ingrato trabajo institucional. Igual morosidad encontramos en la narración biográfica de Kecht y la relación con sus escasos amigos, algo que dificulta considerablemente la lectura del mismo.

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No obstante, podemos decir que el ritmo de la lectura mejora significativamente en la segunda parte, donde existen cambios importantes en la ambientación y la atmósfera que siempre irán superando de manera amplia el interés del escaso argumento de la obra en esas etapas, es por ello que se les recomienda a los lectores que de alguna manera busquen “acción” quedarán totalmente defraudados, porque esta no se trata de una obra llena de giros dramáticos, sino de crecimiento filosófico y personal.

La historia puede considerarse aburrida, pero no hay que perder de vista que lo que en realidad tenemos entre manos es un libro de contenido filosófico, una disertación disfrazada de ficción futurista sobre la forma en que pensamos y conocemos nuestros aspectos más íntimos y ocultos de nuestro ser, esta es la verdadera belleza del libro.

Esta obra, como la mayoría de novelas de Herman Hesse, está llena de referencias al autodescubrimiento, por lo cual siempre es acaloradamente analizada por eruditos de la filosofía o personas interesadas en el enfoque del autodescubrimiento personal, sus personajes siempre se envuelven en tramas donde pierden su propia identidad he inician un peregrinaje, prueba o desafío para encontrase con ellos mismos.

En lo que a muchos expertos respecta, este libro se trata de críticas a la sociedad contemporánea, se pueden extraer comentarios sociopolíticos muy acertados los cuales encajan a la perfección con nuestra realidad.

Un ejemplo de este último lo podemos encontrar cuando renuncia a su cargo de Magister Ludi, Knecht escribe una carta detallando los motivos por el cual renuncia a este importante cargo: sus colegas –los intelectuales, los sabios, los científicos- son conscientes de su propia importancia para la sociedad, pero han fracasado estrepitosamente a la hora de transmitirla a la gente que les debe apoyar.

Dan sus existencias por supuestas, pero lo cierto es que, a causa de su alejamiento del mundo real, corren el riesgo de que un día éste llegue y desmantele su torre de marfil, todo esto quiere decir que, si no aplicamos todo este conocimiento intelectual en resolver todas las coyunturas, problemas y conflictos que existen en nuestra sociedad, este conocimiento será verdaderamente inútil.

Hasta cierto punto, no es una obra que deba tomarse demasiado en serio. Hesse se revela aquí como un humorista practicante de la sátira, un autor maduro que comprendía las ironías de la vida y que escribió este libro para lectores capaces de reírse de ellas. Pero es un humor muy sutil y personal y, por tanto, no necesariamente del gusto de todos.

Análisis del Juego de Abalorios

Desde un punto objetivo podemos encontrar pequeñas inconsistencias en esta genial novela, por muchas alabanzas que puedan encontrarse de esta novela escritas por gente fascinada por el mundo espiritual de Herman Hesse, desde el punto de vista del lector, esta puede fracasar en dos aspectos centrales de su estructura: su núcleo central y su protagonista.

Empecemos por analizar el segundo punto de estos cuestionamientos. El libro empieza con constantes afirmaciones de la gran importancia del protagonista Joseph Knecht como el mejor jugador que haya participado jamás en este Juego de sabiduría e intelectualidad. Después de él, éste nunca volverá a ser el mismo, por lo cual abandona toda identidad que lo amarre a su pasado. Este énfasis se repite una y otra vez a lo largo de la historia, cayendo en un círculo vicioso.

Mientras tanto, podemos presenciar a la constante evolución de un agradable e inteligente estudiante cuyo potencial es reconocido por todos los que se encuentra en su camino a ser uno de los más altos maestros de su sociedad; se convierte en profesor a una edad temprana primero y asciende a Magister Ludi después, este importante logro le permite  hacerse merecedor de mención en los libros de historia; se menciona que siempre que dirige un Juego, lo hace bien; y luego envejece, charla con la gente, tiene sus dudas e inseguridades, empieza a perder su identidad nuevamente, este protagonista terminar muriendo de forma absurda y carente de sentido, una apología de que la vida en ocasiones puede ser absurda.

Luego revisamos sus escritos juveniles, incluidos como epílogo del relato principal, en los que se sigue subrayando la importancia de su persona y al final, tras ochocientas páginas, desconcertados, seguimos sin saber la razón de que este individuo sea tan inmensamente relevante.

Existe un misterio en esta novela, esto se debe a que el autor nunca nos llega a decir que Knecht haga otra cosa más que ser un tipo agradable y competente en su trabajo. Su vida es tan aburrida que no merece siquiera una biografía, especialmente cuando otros personajes con los que se relaciona, como el Maestro de Música y su capacidad para transcender su humanidad, son más dignos de interés, es por ello que algunos lectores dejan de leer el libro después de un tiempo.

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Otro de los inconvenientes de la novela está enfocado en el juego que se menciona, este juego precisamente, lo que debería ser su motor, parece ser una actividad ritual al tiempo competitiva y colaborativa, que, como hemos dicho al principio, consiste en escoger conceptos de disciplinas aparentemente inconexas y conseguir asociarlas; por ejemplo, encontrar una pauta común en una pieza de música barroca y un antiguo edificio chino, esta interesante premisa debería enganchar al lector, sin embargo no sucede así.

Es lo que hoy llamaríamos pensamiento lateral y que Hesse asocia con la genialidad: solucionar problemas mirando más allá de la apariencia y descubriendo o intuyendo relaciones ocultas entre elementos a simple vista independientes. Se trata de encontrar formas nuevas de adquirir conocimientos, compararlos y analizarlos, construir nuevos preceptos para formar nuevas disciplinas, sin embargo este juego no está muy bien explicado por el autor.

La idea central del libro es que todas las disciplinas académicas puedan codificarse e interactuar entre ellas, a modo de juego, acertijos y resolución de problemas muy complejos y a su vez alrededor de eso pueda construirse un juego competitivo que sólo podrían comprender y jugar un tipo muy concreto de sabios, eruditos del conocimiento nacidos para esa tarea específica, es ciertamente, cautivadora, todo esto se podría desarrollar de manera fantástica en una historia corta quizá.

Sin embargo, Herman Hesse se empeña en construir sobre ella un coloso digno de la profundidad de tal concepto, lo que es en cierta medida ambicioso. Lo que debería haber sido un somero vistazo a una idea colosal y profunda, no tendría que haberse encarnado en un libro cuya hipertrofiada extensión presuponga su profundidad intelectual, por lo que resulta algo cansado y monótono.

El real problema con este libro radica en que Hesse no consigue transmitir (puede que ni siquiera tuviera idea para realizar tal proyecto) en qué consistía tal juego exactamente, ya que no se dan especificaciones del mismo. Algunos seguidores de su obra, basándose en las impresiones que ellos mismos habían sacado del libro, pudieron imaginar una enorme cantidad de posibles juegos que encajaran armónicamente con el concepto, pero el propio Hesse nunca nos resuelve esta incógnita, quizás su idea era que nosotros mismos realizáramos la estructura principal del mismo.

Es entonces que se produce un quiebre, mientras más suspenso genera, prometiendo una brillante revelación del secreto del juego, peor es el desengaño del lector al no obtener ni siquiera un retazo del mismo, lo que puede resultar frustrante para muchos.

Quizá sea demasiado pedir que Hesse describa un juego práctico que se ajuste a la idea subyacente, pero es que no hubiera sido necesario este concepto en sí. Bastaba con bosquejar una parte de él, dejar caer un detalle aquí y otro allá en las conversaciones de los personajes, No es que se dejen huecos para que el lector los llene, es que debe cubrir océanos enteros, lo cual es problemático.

Después de cierta medida, cuando hemos dejado atrás el grueso entero de la obra, llega el (único) juego diseñado por  Knecht durante su estancia en el cargo de Magister Ludis, el resultado de esto es que no hay tal juego. Knecht prepara con anterioridad un complejo ejercicio y luego el resto de jugadores lo representan a cabalidad para completarlo, quizá añadiendo detalles a su propio albedrío, pero ajustándose a una estructura predeterminada.

Resulta que el Juego no es realmente un juego. Nadie está jugando. No hay objetivos, ni premios. Es una especie de performance artistica tan compleja y abstrusa como silenciosa, ¿Una jugada de Hesse para confundirnos? Nunca lo sabremos.

Para concluir con este análisis podemos decir que, Como suele suceder en este tipo de obras y con Hesse en mayor medida, nos podemos sentir incapaces de poder recomendar la obra sin reservas por mucho que a este tipo de autores la élite intelectual (que tanto critica aquí el escritor) les tenga incondicionalmente subidos a un altar en detrimento de otros escritores más, digamos reconocidos, como Victor Hugo, Kafka, Fiodor Dostoievski entre otros.

A algunos “El Juego de Abalorios” les resultará fascinante por su contenido filosófico; a otros les aburrirá soberanamente y lo considerarán un libro tan autocomplaciente como vacío. Y todos tendrán razón, porque se trata de literatura, no le puede gustar a todo el mundo.

De esta manera concluimos con este muy interesante articulo sobre uno de los libros mas representativos en la bibliográfia de el gran Herman Hesse, un viaje de autodescubrimiento, donde el personaje vuelve a encontrar su identidad perdida.

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