Dispara, yo ya estoy muerto (Libro): Resumen y Reseñas

Julia Navarro, extraordinaria periodista y escritora. En su atrayente libro «Dispara, yo ya estoy muerto», nos relata el enfrentamiento que han vivido y sufrido los israelíes y palestinos. Siendo estos hechos acaecidos desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Catalogados por muchos sin sentido, mostrando de forma audaz y explícita la política y sociedad de la época.

Dispara, yo ya estoy muerto

Argumento

Esta española nacida el 08 de octubre de 1953 publicó este espectacular ejemplar, de género ficción histórica, a través de la editorial Plaza & Janés Editores S.A. Cuenta con 912 páginas y fue presentado al público en agosto del año 2013.

El libro «Dispara, yo ya estoy muerto», narra a modo actual la historia de varias generaciones de dos familias. La Zaid de origen palestino y la Zucker de linaje israelí.

El relato de la familia Zaid será a través de la voz de Marian Miller, una joven que labora para la Organización No Gubernamental «ONG». Ella tiene que cumplir la misión de recopilar un conjunto de datos sobre asentamientos, viéndose en la necesidad de viajar a Jerusalén, capital de Israel.

A su llegada se entrevista con Ezequiel Zucker, que es un adinerado anciano israelí y padre de la persona que realmente busca. Este caballero será la persona que relatará la visión constituida por la familia Zucker.

Marian y Ezequiel serán los protagonistas de la historia de historias que encierra esta controversial realidad. En la cual éstas dos familias lucharon para alcanzar sus anhelos a pesar de los conflictos, angustias, desgracias y padecimientos vividos.

Se llega a demostrar como el vínculo de la amistad formado es el tesoro que estuvo generación tras generación. Siempre por encima de las diferencias religiosas y políticas obligadas por la intolerancia.

Dispara, yo ya estoy muerto Resumen

El relato da su inicio con Marian Miller. Trabajadora de la ONG que viaja a Jerusalén para realizar un informe acerca de los refugiados palestinos y los territorios ocupados.

Dispara, yo ya estoy muerto

Ella llega con la visión palestina. Por cosas del destino se entrevista con el padre de quien ella está buscando, un acaudalado anciano de nombre Ezequiel Zucker. Este hombre sufrió y lloró guerras y pérdidas de familiares y amigos, décadas tras décadas. Es una persona que ahora sólo desea vivir en paz con sus recuerdos y anhelos.

Samuel Zucker es el padre de Ezequiel Zucker y principal protagonista en la narración de Ezequiel.

La vida puede cambiar en un instante…

Un día Samuel, siendo un niño, viaja por Europa junto a su padre Isaac que era un comerciante de pieles rusas. Estando en París, la capital de Francia, se suscita el asesinato del Zar Alejandro II y los ataques hacia los judíos.

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Regresan a Rusia y se encuentran con la trágica noticia de que su familia murió a causa de los saqueos y matanzas perpetrados. Deciden huir a San Petersburgo. Logran establecerse con la ayuda de un amigo de Isaac, un judío que posee grandes riquezas y que además tiene influencias gubernamentales.

Transcurren los años y Samuel crece, se convierte en un joven que se desenvuelve en una vida y sociedad normalmente. Posee amistades, es estudioso y responsable. Se enamora y forma una familia, adquiriendo además la responsabilidad de un hijo.

Posteriormente se ve envuelto en problemas políticos y es perseguido por catalogarse desleal. Debe irse con su familia y llegan a Francia, donde se establecen por un tiempo. Luego deciden trasladarse a Jerusalén que es el sitio donde siempre quiso ir su padre.

Se conocen los jefes de familia

En ese instante Marian inicia su relato con el testimonio de la familia Zaid, representada por Ahmed, su esposa Dina y su hijo Mohammed. Ellos son un grupo de bajo nivel, muy trabajadores, que a pesar de no ser los propietarios de las tierras que cultivan lo hacen con desmesurado cariño siempre dando lo mejor. Tanto así que han llegado a sentir que esas tierras son suyas.

Ahmed y Samuel se conocen formando y consolidando cada vez más con acciones un gran lazo de amistad a pesar de sus diferentes religiones, ideales políticos, orígenes y forma de vida.

Dispara, yo ya estoy muerto

Transcurre el tiempo. Samuel ha adquirido una cantidad de dinero que le ha permitido ahorrar. Es un hombre que se planea con el fin de la prosperidad. Se le presenta un negocio decisivo y es cuando junto a unos amigos judíos deciden hacer el lucro de adquirir las tierras cultivadas por la familia Zaid.

Estas tierras se encuentra entre Jerusalén y el desierto de Judea. La acción hizo que la familia Zaid se sintiera burlada, engañada y hasta humillada. Sienten tristeza y decepción.

Los nuevos propietarios llaman al terreno «La Huerta de la Esperanza» y les prometen a la familia Zaid no sacarlos con la condición de que les enseñen el arte de cultivar la tierra. Con convivencia van pasando los años.

El verdadero cariño es indestructible

A pesar de los conflictos, desgracias y pocos momentos felices reinantes tanto en el país como en sus núcles, las dos familias en su sólida amistad sueñan con que algún día las opuestas religiones que practican les permitan vivir con respeto y armonía.

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Lo importante es que se mantienen unidos, viviendo las experiencias del otro como si fueran suyas, en armonía y respeto a lo que cada familia profesa.

Continúa el pasar del tiempo, se incrementa la familia con la llegada de hijos y luego nietos. En «La Huerta de la Esperanza» se respira cariño, unión y prosperidad.

Las familias se apoyan, comparten las celebraciones de sus fiestas. Para ellos no es relevante la religión que profesan ni el Dios que cada uno reza. Día a día con gran importancia les infunden a sus hijos el gran tesoro que es la lealtad de un amigo. Llegando así a ser sentimentalmente honrados como a un familiar.

También les enseñan a sus hijos que hay que aceptar el sitio que Dios dispuso para nacer. Que aunque no se compartan muchas cosas y uno se vea involucrado en situaciones que no se desee vivir, hay que seguir adelante.

Llega la hora de demostrar los valores

Vuelven las calamidades. Los palestinos luchan para que los judíos no entren en sus territorios porque sienten que quieren adueñarse de sus tierras. Se suscitan ataques terroristas tanto por parte de los palestinos como de los judíos. Se vive la tristeza de incontables vidas humanas.

Dispara, yo ya estoy muerto

Entre tanto en el país se crearon organizaciones que luchaban por los intereses de cada religión hasta llegar al punto de que se dividió el territorio en dos estados con la Guerra de la Independencia. Posteriormente la Guerra de los Siete Días. Todo fue imposible de detener. Finalmente se narra una parte vivida durante la Segunda Guerra Mundial.

No obstante, estas dos familias se mantuvieron unidas, firmes a sus principios morales, demostrándose respeto, lealtad y valorándose los unos a los otros donde el vínculo de la amistad venció las diferencias religiosas y políticas impuestas por las creencias de la religión y de la sociedad.




Personajes

Aunque son numerosos los personajes de esta obra «Dispara, yo ya estoy muerto», los más destacados e importantes son:

Isaac Zucker

Es el padre de Samuel, quien marca el inicio del relato con una tragedia familiar.

Samuel Zucker

Hijo de Isaac y padre de Ezequiel.

Ezequiel Zucker

Es el hijo de Samuel y narrador de la obra.

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Ahmed Zaid

Jefe de la familia Zaid, quien se convierte en el entrañable amigo de Samuel.

Dina

Esposa de Ahmed Zaid.

Mohammed Zaid

Hijo de Ahmed y Dina.

Reseñas

«Dispara, yo ya estoy muerto», es una excepcional obra histórica que se adentra de forma minuciosa y recatada en un conflicto nunca antes abordado con una perspectiva amplia que le concede al lector comprender y establecer los puntos de vista que les permitieron a estas familias vencer las diferencias religiosas y políticas consolidando el vínculo de la amistad generación tras generación.

En el transcurrir se perciben a los palestinos como una comunidad muy respetuosa, exigente y fiel a sus costumbres y creencias. De los israelíes se palpa que son personas que le dan extrema importancia a la prosperidad, siendo muy audaces y decididos en los negocios.

Se hace notorio como la creencia puede hacer que una comunidad le sea imposible prosperar, mientras otros por el contrario estén deseando y apoyando el cambio.

La valentía se impuso

Sin lugar a dudas, en esta obra la autora tuvo el coraje de exponer un tema controversial y delicado en el que como llegó a mencionar, su libro es «la apasionante historia de dos familias que luchan por sobreponerse a su propio destino».

Julia Navarro nos presenta su narración sin inclinarse a un ideal, de manera seria, neutra y objetiva. Describe la vida de dos familias unidas por el destino y el cariño, pero separadas por sus orígenes y creencias.

La autora cuenta el holocausto (gran matanza para intentar eliminar un grupo social bien sea por su raza, religión practicada o política). Igualmente todo lo suscitado entre los países europeos y Estados Unidos en la búsqueda de la reubicación de los judíos alemanes.

Este libro demuestra sin equivocación alguna que hay valores y sentimientos en los seres humanos que hacen una relación indestructible. Que las diferencias en ideales, costumbres y religión nunca serán un motivo para hacerse daño y menos aún llegar a separarse.

Citas Textuales de «Dispara, yo ya estoy muerto»

«A veces el mal está en los ojos del que mira y no en lo que ve».

«La realidad será lo que seamos capaces de construir».

«Nadie puede salir indemne de tanto sufrimiento. La cuestión es aprender a vivir con ello».

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