En la historia, encontramos diversas luchas de las mujeres por sus derechos y la igualdad, estos han traído cambios positivos que le han dado al genero femenino una mayor libertad e importancia en varios de los ámbitos que conforman a la sociedad y al mundo, entre ellas existieron figuras claves que dieron la iniciativas para lograr reformas. Ernestina de Champourcin, es uno de los principales ejemplos de luchadora en el mundo de la poesía donde a la mujer no se le daba la posición que merecía, pues prevalecía un entorno machista. Fue poeta y perteneciente a la Generación del 27, además de
Trayectoria Vital y Literaria
A medida que desarrollemos el contenido, iremos descubriendo en Ernestina de Champourcin, una historia repleta de aportes que su persona hizo a la poesía y a la literarura, así como alguien que tuvo unas cuantas complicaciones que no la detuvieron para seguir adelante.
Primeros años y formación
Nacida en la calle del Paseo en San Francisco en Vitoria (localidad española, capital de Álava, y sede oficial del Parlamento y el Gobierno de la comunidad autónoma del País Vasco) para la fecha de 10 de Julio del año 1905, Ernestina proviene de un núcleo familiar que vivía intensamente la espiritualidad a través del catolicismo y también tradicionalista (eran conservadores y se regían por las doctrinas de la iglesia y su magisterio). Sus parientes se preocuparon en darle a ella y a sus hermanos una debida educación de calidad que estaba conformada por diversos estudios en los que estaba incluido el conocer otros idiomas.
Antonio Michels de Champourcin fue su padre y era un hombre graduado en leyes que mantenía ideologías divididas, ya que por una parte apoyaba a los conservadores con su sistema en el que el poder caía en el monarca, rey o reina y su familia además de brindarle poder acentuado a la iglesia católica, y por la otra parte, estaba de acuerdo con ciertas cosas de los liberales que buscaban justamente romper con el viejo sistema conservador y tener un estado democrático que estuviese conformado por los tres poderes (ejecutivo, judicial y legislativo).
Antonio poseía el título noble español de barón de Champourcin creado por el rey Alfonso XIII, lo que probaba que la descendencia de su familia, guardaba relación con Luis XI de Francia y quienes le sucedieron en la conocida Provenza francesa.
Por otra parte. Ernestina Morán de Loredo Castellanos fue la madre de Ernestina y nació en Montevideo (capital y ciudad más poblada de la República Oriental del Uruguay), viajaba constantemente con su padre a Europa y era la hija de un militar, de hecho el provenía de Europa, exactamente del Principado de Asturias, que es una comunidad autónoma uniprovincial de España.
Aunque sus primeros diez años los vivió en su ciudad de origen. Ernestina de Champourcin, se mudó luego con su familia a Madrid y allí fue inscrita en el colegio Sagrado Corazón pero también sus padres, complementaban su formación al contratar a profesores particulares, cursó la secundario en el Instituto Cardenal Cisneros, siendo este uno de los más prestigiosos que se estableció en el reinado de Isabel y fue uno de los primeros en ofrecer este tipo de educación secundaria.
Al culminar sus estudios secundarios, Ernestina tuvo un anhelo en continuar su formación e irse a alguna universidad pero su padre se rehusó a permitírselo aunque la madre le propuso a este que acompañaría a su hija a las clases, sin embargo la poeta no tuvo otra opción que someterse a su padre y buscar consuelo en la literatura y escritura.
Ante este panorama y aprovechando que manejaba el francés y el inglés de manera fluida, además de contar con una mente muy creativa.
Empezó a escribir sus primeros poemas en francés a temprana edad que posteriormente ella no tomaría en cuenta porque su verdadera pasión estaba en la literatura y en su entorno familiar, ella pudo contar con obras de representantes significativos como lo eran Hugo, Lamartine, Musset, Vigny, Maurice Maeterlinck, Verlaine y de grandes místicos castellanos, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
Después se deleitó con los libros de Valle-Inclán, Rubén Darío, Concha Espina, Amado Nervo y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez. Este ultimo fue la mayor influencia para la carrera como poeta de Ernestina, incluso ella misma se consideraría como discípulo de este gran poeta e intenta imitarlo en varias cosas.
Pertenencia a las vanguardias
Al igual que los principales iconos de sus tiempos, la primera videncia de sus poemas, fueron revelados públicamente desde el año 1923 en revisas como Manantial, Cartagena Ilustrada o la Libertad. Para el año de 1926, María de Maeztu y Concha Mendez, inauguraron el Lyceum Club Femenino, Lo cual fue una agrupación de mujeres con el propósito principal de defender a la mujer en los diferentes sectores culturales y sociales a fin de que esta pudiera tener participación activa en ellos, esto fue un proyecto que llamo totalmente la atención de Champourcin quien se integró y se asumió las responsabilidades pertinentes a la literatura de ese club.
Para ese año, Ernestina estrena el poema de “En Silencio” y una de las primeras acciones que hace con esta, es hacerle llegar un ejemplar a su ídolo Juan Ramón Jiménez para que este le diera su opinión al respecto de lo que sería la primera obra de esta poeta.
Aunque no recibió respuesta alguna, el destino le deparo una sorpresa muy grata donde coincidió con Jimenez y su mujer Zenobia Camprubí en la Granja de San Ildefonso (residencia de la familia Real Española y que se ubica en la ciudad segoviana de Real Sitio de San Ildefonso. Está administrado por Patrimonio Nacional y es de acceso para todo público) esto daría paso a una bonita amistad entre ambos representantes que especialmente se vio forjada en la creencia fuerte que ambos tenían de Dios.
Esto fortaleció la estima que Ernestina tenía sobre Jiménez al darse cuenta que más allá de sus obras, era un gran hombre y es así como en definitiva termino por tenerlo como su maestro, como igualmente les ocurrió a sus colegas de generación. Fue así como la poeta también tendría comunicación con otros miembros de la Generación del 27 como Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Pedro Salinas y Vicente Aleixandre. Y además, gracias a su maestro ella pudo conocer la poesía inglesa y moderna con enseñanzas y orientaciones que este le dio a través de Keats, Shelley, Blake, Yeats.
En el año 1927, Ernestina empieza a hacer acto de presencia como critica en diarios de la época como lo eran el Heraldo de Madrid y la Época. La publicación de estos artículos sucedió previa a la guerra civil y en él se hablaba de comparaciones entre la poesía pura y la contemporanea gracias al trabajo de los adolescentes que conformaban la generación del 27, del cual ella se identificaba como miembro al tener la misma perspectiva de la poesía que tenían los demás. Un año anterior y otros que le prosiguen al antes mencionado, aparecen las primeras obras literarias de Ernestina en la ciudad, estos fueron:
–En silencio para el año 1926.
–Ahora en el año 1928.
–La voz en el viento en 1931.
–Cántico inútil para 1936.
A partir de estas cuatro publicaciones, hizo que la popularidad de la poeta se expandiera de forma masiva en la capital, asimismo se nota un progreso que aunque comenzó con formas de escribir fundamentadas en Jiménez como su inspiración, luego se vería innovado por poesía con un toque más personalizado con elementos de amor y erotismo. El trabajo de Ernestina de Champourcin y el de la poetisa, novelista, cantante lírica y actriz española Josefina de la Torre, impresiono a Gerardo Diego y este las incluyo en la segunda edición de la Antología para el año 1934. Esto fue algo que muchos reclamaron a causa del machismo de la época.
De Enero del año 1928 al año 1930. Ernestina tuvo un prolongado intercambio de correos con la poeta Carmen Conde de manera fluida y a partir de este segundo año mencionado, las cartas ya no eran tan frecuentes por razones ajenas a la voluntad de estas dos damas pero esto no significa que hayan perdido el contacto, ya que esta interacción permaneció hasta los ochenta y se conservan numerosas cartas de Ernestina hoy en día que envió a Conde.
Ernestina ascendía profesionalmente y en la literatura donde permaneció muy activa. En el año 1930, al mismo tiempo que lleva a cabo acciones en el Lyceum Femenino, con otras grandes pensadoras, coincide con Juan José Domenchina, poeta, escritor, crítico de la literatura y secretario personal de Manuel Azaña, asimismo fue miembro de la Generación del 27 con quien tuvo un noviazgo para luego casarse el 6 de Noviembre del año 1936.
Cuando ya se aproximaba la Guerra Civil Española del año 1936, Ernestina estrena la única novela que forma parte de su repertorio y la cual título como “la casa de enfrente”, ya que además de esta obra, solamente existen partes de otra novela que no fue completada conocida como “Mientras allí se muere”, en la que relata las experiencias que tuvo durante sus labores en el momento de la guerra civil.
El hecho de no haber terminado esta obra, es razonable por los sucesos políticos que se vivió en ese tiempo. Sin embargo, la casa de enfrente, es significativa entre mujeres porque ella se refiere a la formación, crianza y aprendizaje de los elementos socioeconómicos de su entorno. La protagonista de la obra es una mujer y es la que además cuenta el relato; y se sitúa en los principios del siglo XX, asimismo es un texto donde la poeta empezó a ser vista como una feminista a un nivel intermedio.
Guerra civil y exilio
En la Guerra Civil, Juam Ramón Jimenez y su conyugue, motivados por su caridad y buen corazón, al ver la situación tan decadente en la que vivían los críos que fueron dejados en el olvido por sus padres o que estos hayan muerto; crearon un tipo de fundación que llevaría por nombre “Protección de Menores” y Ernestina de Champourcin colaboraría con esta causa al prestar sus servicios como enfermera, pero por inconvenientes con unos cuantos milicianos, tuvo que salirse de la fundación para irse a servir como auxiliar en un hospital administrado por Dolores Azaña (esposa de Manuel Azaña quien era el presidente del gobierno de esa época).
El cargo de Juan José como secretario de Azaña, tuvo varios efectos y entre uno de los principales, fue la retirada que él y Ernestina tuvieron que tener de Madrid para aventurarse a una travesía donde pasarían por Valencia, Barcelona e incluso tener que dirigirse a Francia y a su paso estuvieron en Toulouse y París, por último en el año 1939, llegaron a su sitio de exilio cuando el diplomático, relator, escritor, poeta y conocido como el «regiomontano universal» Alfonso Reyes Ochoa, convido a que el matrimonio fuese a la Casa de España de México, lugar que refugiaba a pensadores españoles en el exilio republicano español.
Inicialmente cuando ella se encuentra allí, no redacta ni publica nada, pues se encuentra preocupada primeramente en conseguir la manera de subsistir y ganar dinero además de adaptarse a un país diferente al habituado, una vez que el tiempo transcurre, a principios del 1940, Ernestina contribuye con revistas por medio de la escritura de versos, una de estas revistas fue, por ejemplo, el Romance y Rueca.
Las necesidades económicas seguían la limitaron y esto requirió que se enfocara en sus funciones que asumió como traductora para el Fondo de Cultura Económica y de intérprete para la Asociación de Personal Técnico de Conferencias Internacionales. Su Su lapso en México pese a las dificultades, dio sus frutos, en este tiempo realizo: Presencia a oscuras para el año de 1952, Cárcel de los sentidos y El nombre que me diste; ambos para el año de 1960.
Para este periodo, Jiménez estaba ejerciendo labores como agregado cultural en la embajada española en Estados Unidos y otros miembros del grupo del 27 (Generación del 27), estuvieron exiliados en el país Americano como fueron los destacados Emilio Prados y Luis Cernuda.
Ernestina y su esposo tuvieron adversidades además de las económicas que iban ligadas a no concebir hijos y manejaron de manera diferente el desprendimiento de su providencia pero para este fue más difícil el adaptarse que para ella, sin embargo hicieron lo que pudieron hasta la muerte de Domenchina en el año 1959.
Su esposa quien consagraría luego mucho de sus poemas a su esposo, surgieron posteriormente fuertes emociones de costumbre a este nuevo país de parte de la poeta a este nuevo país además de una religiosidad fuerte que había quedado algo olvidada y que fue el motivo que la llevo a la elaboración de obras que tenian un fondo mistico que hasta estos tiempos, no se conoce, estas son: Hai-kais espirituales (1967), Cartas cerradas (1968) y Poemas del ser y del estar (1972). Esto aunado a que Ernestina se unió al Opus Dei.
Regreso y segundo exilio
Para el año 1972, luego de tanto tiempo lejos de su país, finalmente retorna a este. No obstante, adaptarse nuevamente fue un reto, pues fue casi como si nunca hubiese vivido allí; las emociones experimentadas durante este período, la llevaron a publicar la obra donde plasmaría todo esto que llevaba dentro, la misma se titula “Primer exilio” y fue creada en el año 1978.
En la solitaria vida de la poeta, siendo ella de edad más avanzada , empezaron a asomarse sentimientos que englobaban elementos de su pasado como personas y sitios, dichos sentimientos darían rienda suelta a los siguientes poemas: La pared transparente (1984), Huyeron todas las islas (1988), Los encuentros frustrados (1991), Del vacío y sus dones (1993) y Presencia del pasado (1996).
Luego en el año 1981 aparecería la obra de la ardilla y la rosa (Juan Ramón en mi memoria), es una elección argumentada de su correspondencia con Zenobia, elaborada por Ernestina y revelada por la editorial de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez que la tituló Los libros de Fausto; Zenobia a su vez, lanzo un libro conocido como Vivir con Juan Ramón que concentra páginas de su “Diario” de 1916 y su texto “Juan Ramón y yo“. Ernestina falleció el 27 de Marzo de 1999 a los 93 años de edad por dificultades derivadas de la edad.
Análisis de su obra
Ernestina de Champourcin escribe sus poesías de forma intensa, liviana, mansa y concluyente. Sus versos son sencillos y entretenidos de comprender, en ellos supo transmitir de buena manera lo puro que fue su espíritu y profundidad en su alma, lo que la lleva a que los tópicos que maneja, marquen la diferencia entre ella y los demás poetas de sus tiempos.
En su obra está contenido el recuerdo de personajes españoles del misticismo que existieron como Santa Teresa y San Juan de la Cruz, así como la inspiración en Juan Ramón Jiménez. Realmente en Presencia a Oscuras (1952), Ernestina incluye estrofas que forman parte generalmente de la poesía barroca (poesía que busca excitar la sensibilidad y provocar lo intelectual y sentimental de las personas) como las décimas, romances y sonetos.
Es natural que se asocie a Ernestina de Champourcin como integrante de la Generación del 27, así como también sentirse atraído por las obras que produjo en el periodo previo a la Guerra Civil. Es importante resaltar el cambió tan drástico en la poeta en cuanto a su forma de escribir y que surge en el tiempo que estuvo exiliada en México, mientras al principio sus obras fueron mayormente vanguardistas y modernistas, luego se vieron retocados de religiosidad, algo que le daba un buen estilo y es que Ernestina consideraba que con su poesía, ella dialogaba directamente con Dios.
Sin embargo, es raro notar lo poco que se comenta la última poesía que publico al volver a su tierra luego el exilio, ya que esta fue para algunos escritores y críticos, su mejor creación; en ella se enlaza la devoción retrospectiva, la memoria, enfrentando con visión a futuro, la muerte que puede estar cada vez más cerca y sin temer a ello. Los intelectuales clasifican su obra en tres fases vinculadas con el amor: el humano, el divino y el sentido.
Primera etapa: poesía del amor humano
Comprende los cuatro libros publicados previamente al inicio de la guerra civil: desde En silencio (1926) hasta Cántico inútil (1936), la autora se desarrolla a través de ellos cruzando al tomar como base un inicio que podría catalogarse como tardorrománticos y modernistas a una “poesía pura”equivalente a la de Juan Ramón Jiménez.
Segunda etapa: poesía del amor divino
Esta fase, esta distanciada de la previamente dicha por un tiempo en el que la autora no produjo algún poema u otra clase de obra durante su estadía de refugió en México; impulsada por problemas económicos que pronto debería de resolver al tener que conseguir alguna fuente de ingresos que la sustentara, se podría titular como la fase del amor divino que abarca el lapso del año 1936 al 1974.
Empieza con Presencia a oscuras (1952) obra que marca otro panorama renovado en sus poemas; es posible percibir como Ernestina en sus trabajos como El nombre que me diste… (1960), Cárcel (1964), Hai-kais espirituales (1967), Cartas cerradas (1968) y Poemas del ser y del estar (1972), empieza a manifestar una intensa intranquilidad religiosa.
Tercera etapa: poesía del amor sentido
Esta puede clasificarse como la de la poesía del amor sentido (1974-1991): Es aquella que da comienzo con el regreso luego del exilio, donde pisaría nuevamente su querida patria aunque fue complicado por los cambios, fue esa circunstancia y el impacto en la que surgieron nuevas emociones en la poeta a raíz de tener que encontrar en sí misma la capacidad de acostumbrarse a ese entorno, volver a estar en sitios donde en su vida pasada había pasado pero que ahora parecían totalmente desconocidos como si se tratase de otra vida diferente, que se determina por la nostalgia de tiempos y ubicaciones.
Sus últimos libros como Huyeron todas las islas (1988), son una síntesis y un resumen de una poesía que es a la vez intimista y trascendente.
Algunas de estas Obras Poéticas
-En Silencio
«Era un bello silencio, un silencio divino,
vibrante de pensares, tremante de emoción,
un silencio muy grave, de sentir peregrino,
un silencio muy quedo, con dejos de oración.
Cállate no respires, ni turbes el silencio
con el ritmo armonioso de un poema de amor;
cállate, que es muy tímido y frágil el silencio,
no rompas de este instante el filtro seductor.
Cállate y no pienses; a través del espacio,
cruza fugaz la estrella de una hermosa ilusión;
cállate, ¿no sientes su fulgor de topacio
encenderse en mi pecho y herir tu corazón?
Cállate; ya sé yo que tus labios murmuran
ternuras infinitas, creadas para mí;
cállate; sin hablar mil voces las susurran;
cállate; el silencio me acerca más a ti…
Era un silencio triste, un silencio lloroso,
un silencio muy puro de candor virginal,
un silencio sereno, vagamente amoroso,
que la bruma envolvía en su tenue cendal».
-Ahora
“Goce íntimo y quedo en que el alma se admira
de su propia belleza:
minuto de egoísmo eterno como el mundo,
divina complacencia
de todo lo creado
al contemplarse mudo
en la múltiple esfera del corazón humano…
Delirante alegría
de palpar la consciencia que hace cierta la vida.
¡Silencioso placer de escucharse sin miedo
y arrancar a la nada nuestros propios secretos,
mientras huye la tierra, bulliciosa y maldita!»
-La voz en el viento
“¡Mis ojos en el viento!
¿Qué mirarán mis ojos
ya sueltos en el aire?
Sujeto va el espacio
entre mis dos pupilas.
¡Yo, límite desnudo,
he de ceñirlo todo
hasta dejarlo inmóvil
en el eterno cáliz
de la perfecta rosa!…
Límite justo y ciego,
no veré la belleza
que abrace mi contorno.
¡Por buscarla sembré
mis ojos en el viento!»
-Cántico inútil
«Puliré mi belleza con los garfios del viento.
Seré tuya sin forma, hecha polvo de aire,
diluida en un cielo de planos invisibles.
Para ti quiero, amado, la posesión sin cuerpo,
el delirio gozoso de sentir que tu abrazo
solo ciñe rosales de pura eternidad.
Nunca podrás tenerme sin abrir tu deseo
sobre la desnudez que sella lo inefable,
ni encontrarás mis labios
mientras algo concreto enraíce tu amor…
¡Que tus manos inútiles acaricien estrellas!
No entorpezcan besándome la fuga de mi cuerpo.
¡Seré tuya en la piel hecha fuego de sol!»
-Presencia a oscuras
«Señor, espada candente que cercenas implacable nuestros más hondos deseos…
Señor, torrente bravío que acabas por arrastrar al que no quiere seguirte…
Señor, pétrea fortaleza que resiste los embates del desleal y del indigno…
Señor, cima inasequible a la que sólo se llega con las plantas desgarradas…
¡Oh ciclón cuya embestida desarraiga para siempre las raíces más profundas,
ten compasión de nosotros!
Señor, almendro florido que glorificas el páramo…
Señor, manantial secreto cuyas aguas luminosas fecundan a quien las bebe…
Señor, que nos enseñaste a abrir surcos en los mares…
Señor, que hiciste el milagro de la calandria y la rosa…
Señor, que amaste el perfume por el amor derramado…
Señor, espiga del cielo, trigo que nutre y exalta…
Señor, aguijón celeste cuyas heridas consuelan…
¡Señor, río de la gracia, sumérgenos en tus ondas!
¡Dios de la paz y del combate, Dios de la tierra y del cielo,
nace otra vez en nosotros!»
-El nombre que me diste
«No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en Tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que Tu amor
me dará para siempre
si respondo a Tu voz.
Pronuncia esa palabra
de júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!»
-Cárcel de los sentidos
«Porque me siento morir
y quiero esta muerte mía,
porque temo la agonía
que me queda por vivir,
no me dejes persistir
en esta pobre existencia…
y si atisbo Tu presencia
mientras muero cada día,
¿qué me importa la porfía
de los que ocultan Tu ausencia?»
– Hai-kais espirituales
«Aprovecha esas alas que te brotan ahora
y cumple —es el momento—
con tu misión de arcángel».
-Cartas Cerradas (Carta a San Juan de la Cruz)
«La fuente mana y corre igual que lo dijiste:
igual que lo aprendí al comenzar mi tiempo.
Y hoy vine a recordarlo en este lugar tuyo,
el único lugar que vive en mi distancia.
La fuente… nuestra fuente. Y esas piedras doradas
y esas torres en fuego. Amor de piedra y sol
encontraste en la ermita, en el ciprés audaz
que acecha lo infinito.
Contemplé la vereda que hollaste tantas veces
para buscarle a Él…
a ese Todo implacable que abrasa y resucita.
Tú no tuviste miedo: miedo a amar desde nada
hasta lo más profundo.
Miedo a dejar de ser por ser enteramente,
a abandonar lo fácil, lo breve, lo mudable.
¡Quién tuviera el valor total que te sostuvo!
Seguir la trayectoria, ajeno ya a uno mismo;
ese arrojo empeñado en no apoyarse en nada,
en caminar a ciegas, tras una llama oscura.
Y ahora en el hechizo de esta luz del poniente
que irradia poco a poco su frialdad en mi cuerpo,
he venido a pasar un minuto contigo,
a recordar de nuevo nuestra amistad ya antigua.
Qué bien hallada estoy, aquí, junto a esta losa
que cubrió tus despojos en tierra segoviana.
Lo que ya no eras tú se detuvo un momento
y busco ansiosamente rescoldos de tu sombra.
¡Lejanía de cúpulas, cimborrios, campanarios!
¡Qué festival de oros amortajando al día!
Mis ojos en la meta que tú y yo conocemos.
Y el ciprés de tu ermita
remate de la senda que ya nadie recorre.
¿Por dónde llegarías al dialecto refugio?
¿O es que abriste el atajo con tus propias pisadas?
No supieron decirme de qué lado subiste.
Tú me lo hubieras dicho. —y me lo estás diciendo,
hace ya muchos años.—
Si no he llegado aún, la culpa es sólo mía,
porque algo me retuvo en la mitad del monte.
Sin embargo, ya he vuelto: mírame en tu paisaje,
en tu anhelo profundo que yo hice mío siempre.
«¡Apártalos Amado!». -Ir de vuelo soñándole
buscándole, dejando la carne en el camino.
Así llegaste tú. Así llegaré un día:
ese día cercano que nunca será noche.
Enséñame a ir de prisa inventando la ruta.
Carrera contra el tiempo llaman a eso ahora
y carrera de Amor yo bien lo llamaría…
Vuelo corto si voy caminando yo a solas;
vuelo largo, tendido, de alcance inalcanzable,
si como tú me dejo despojar de lo mío
y Otro vuela por mí inagotablemente.
Tu sepulcro en Segovia. ¡Qué mármoles superfluos
te rodean y ciñen? Pero yo solo he visto
al Amado allí cerca acunándote el sueño:
luz tuya, mía, nuestra, eternamente insomne».
-Poema del ser y del estar
«Ya no existe el desierto.
Ya solamente quedan
lugares del encuentro
contigo y con lo Tuyo.
Los lugares secretos
—a la vista de todos—
donde me oculto y vengo
a estar en Ti y contigo:
a olvidar los silencios
ruidosos, sin hondura,
del mundo en que me muevo.
Aquí estoy en lo Tuyo,
en lo mío, en lo nuestro.
¡Lugares luminosos
y oscuros del encuentro!»
-Primer exilio
«¡Si derribas el muro
qué gozo en todas partes!
¡Qué lazo de palabras
se sentirá en la tierra!
Y todo será nuevo,
como recién nacido…
Si derribas el muro
de todas las mentiras
¡Qué júbilo de amor
abierto sobre el mundo!
¡Qué horizonte sin nubes
en la curva del cielo!»
-La pared transparente
«¡Qué ganas de acercarme!
Sobre el mar ibas mudo,
alejado, a distancia,
como si una pared
adusta separase
esos destinos nuestros
tan juntos sin embargo.
Miré a mi alrededor
y todas las pupilas
se hundían en el surco
que devoraba el agua.
Un miedo de los ojos
esquivando otros ojos,
un afán de guardar
para sí aquel momento,
Vi una mano perdida
que buscaba otra mano,
retirándose luego
avergonzada, mustia.
Y seguimos así,
queriendo sin querer,
inmóviles y rígidos
con los labios sellados».
-Los encuentros frustrados
«Cuando se nos relevan las rosas de aquel tiempo
y entre las manos crujen
unos tallos quebrados,
¿dónde puede alentar lo que pasó
y advino,
lo bello que persiste y es y será siempre?
No se cuentan los años: lo que queda es un zumo
de perfección extraña,
lo que vale y sonríe porque ya es
eterno.
Y no es en el aire, ni en el mar,
ni en la ola, donde pueden hallarse
los relevos que faltan;
y no es necesario que se trate de rosas,
todo es flor si se quiere
y se sabe cogerlo.
Contar o calcular: recursos digitales
que no suman ni restan
al ámbito logrado:
guarda celosamente los relevos de rosas.
¡Son números fragantes que no cambia el olvido!»
Reconocimiento
Para el sociólogo y catedrático licenciado español. Emilio Lamo de Espinosa Michels de Champourcin (sobrino de Ernestina), uno de los principales motivos que no sobresaliera ni se hablara mucho de las obras realizada por su tía y gran poeta de España. Se debe al intimismo que compone cada una de ellas y la fuerza religiosa tan fuerte que recae en ella, estos son aspectos que ocasionaron que no se le considerará tanto, como tampoco su buen labor social, ni su implicación máxima en las labores por la causa republicana, ni sus funciones en donde abogo por defender a la mujer para que esta pudiese empezar a tener una vida tan activa como los hombres.
Esto ultimo fue algo que evidentemente tuvo sus frutos, por ejemplo, en que Gerardo Diego la incluyera a ella y a Josefina de la Torre en la Antología, que pese a que este poeta fue presionado para que las excluyera porque no era lugar para las mujeres, lo cierto es que Gerardo reconoció el gran talento de estas poetas y las considero merecedoras de tal posición.
Toda esta opinión de parte de Emilio, la reflejo en un homenaje que se le realizo a Ernestina en el año 2005 en la Residencia de Estudiantes cuando se cumplió el centenario de la literata.
Podría asegurarse que la autora, ha tenido que ser víctima de la las “terceras vías, ya que estaba en una especie de punto medio entre el derechismo e izquierdismo, atravesando las distancias de José Ortega y Gasset, quien también tuvo rechazo porque este no creía en Dios y porque además era elitista (creer que aquellos que forman parte de “la elite”, tienen que ser tomados más en cuenta para gobernar que el resto de las personas por factores de conocimiento y riqueza), asimismo fue también señalado como una persona que se encontraba en el medio de la izquierda y la derecha.
De igual forma, piensa Emilio Lano de Espinosa que la situación de Ernestina es producto esencialmente a la actitud de la poeta, de ser autodidacta en su juicio total y definitivo, feroz, no siguiendo las conformidades sociales, y al tiempo de su voluntad de no ser representada, categorizada, cosificada. Sin embargo, aunque Ernestina fue la única mujer que verdaderamente tomo igualdad entre el resto de los integrantes de la Generación del 27, el premio por su trabajo bien realizado, no sucedió sino hasta el año 1989 en que se le otorgó el premio de Euskadi de Literatura en castellano en su propiedad de poesía.
Premios
- Premio Euskadi de Literatura en castellano en su modalidad de Poesía (1989)
- Premio Mujeres Progresistas (1991)
- Nominación al Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1992
- Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid en 1997
Ernestina de Champurcin y el feminismo
El Grupo de Investigación en historia reciente de la Universidad de Navarra (GIHRE) llama al Premio Ernestina de Champourcin para promover estudios sobre la mujer.
Ernestina de Champourcín es etiquetada como feminista, sabiendo que este concepto se refiere a cualquier persona, sea hombre o mujer, que se preocupa frecuentemente por contribuir y trabajar en proyectos y compartir ideales sobre el valor de la mujer en el mundo con todos los sectores que lo componen, especialmente el intelectual y el cultural. Por tal motivo, su labor a favor del feminismo así comprendido fue recurrente desde muy joven y durante toda su permanencia en este mundo terrenal donde puso persistió incansablemente.
El catedrático y especialista en estudios de cultura española contemporanea, José Ángel Ascunce Arrieta, afirma que todo el tiempo la poeta batallo por la dignidad de la mujer y este argumento está contenido en su libro “Poesía a través del tiempo”. No obstante, la misma Ernestina se rehusó completamente a que se le considerara como tal, pues ella solo quería que se le viera como una poeta y todo esto lo expreso por medio de una entrevista realizada por Edith Checa (escritora, locutora y periodista del área de radio en la Universidad Nacional de Educación a Distancia) para el año de 1997.
Para Ernestina, involucrarse en este mundo, simplemente fue para que la balanza pudiera equilibrarse en la poesía y la misma estima que tenían los hombres, empezarán a tenerla también las mujeres; asimismo presto de sus servicios a algunos diarios en la búsqueda de páginas que no hablaran únicamente de las mujeres pero que si se permitiera la colaboración de ellas para publicar.
La poeta también manifestó de su valentía al elaborar reseña sobre las obras de algunos poetas y en el tiempo se pudo ver como algunos de estos, reconocían a Ernestina como merecedora de reconocimiento; el enfoque que transmite sus poemas es atractivo porque coloca a la mujer como ser de gran proactividad, determinada, que no depende de nada ni de nadie para tomar sus decisiones y dar a entender que la vida hay que vivirla, no entenderla.
Su deseo la condujo a participar en el Lyceum Club Femenino a partir del año 1926 que fue fundado por María Maeztu, esta sería la primera agrupación o club español de mujeres que tendría el propósito de “defender los intereses morales y materiales de la mujer, admitiendo, encauzando y desarrollando todas aquellas iniciativas y actividades de índole exclusivamente económica, benéfica, artística, científica y literaria que redunden en su beneficio”.
Posteriormente, en la permanencia que tuvo en México, sembró la semilla de la que germinarían proyectos culturales que servirían para formar a las mujeres indigentes que se encontraban en el Distrito Federal, además impulso a que otras intelectuales de aquellos lugares, emprendieran trabajos y constituyeran sociedades que incluyeran revistas literarias al ser estas publicaciones que permiten analizar, criticar y compartir ideas.
Colaboro en gran medida a orientar a todas las mujeres que requerían de su instrucción para ser parte del universo de la poesía. La autora las exhortaba a que fuesen más allá de lo que las letras y sus escritos podían ofrecer, que se hicieran conocer al participar activamente en lo cultural, social, político, etc.
Se destacó en estas iniciativas de finales de los años 20 hasta su último aliento en esta vida. Se podría decir que el espíritu de Ernestina ardía tanto por estos ideales como su amor al poema y a la literatura, así como también a Dios, ella sabía que un sueño se logra con dedicación, sin parar, creyendo en que es posible y esta misma visión se la estaba tratando de inculcar en otras mujeres que también al igual que ella, podían ofrecer mucho a la causa de valor al género masculino.
Sin embargo, toda esta actividad no influyo para que dejara a un lado a su esposo a quien se dedicó y trataba de darle lo mejor de si hasta que este falleciera, algunos intelectuales tomaron su cambio radical en cuanto a lo religioso como un factor que le haría retroceder ante las ideologías por las que había batallado hasta ese momento. Pero la autora difería de esto, ya que ella consideraba que esa entrega a la religiosidad, es el producto de su nivel de decisión como mujer para darse voluntariamente a sus creencias, sin que nadie la obligase.
De esa forma, el amor real y grande que tenía por su esposo, la condujo a estar para él en cualquier situación, especialmente cuando este más la necesitará, especialmente en tiempos donde la circunstancias políticas de España estaban tensas y un exilio que le impedían regresar a su tierra, hicieron sentir a Juan José muy mal y decaído, su esperanza se disminuyó casi a nada y Ernestina lo acompaño durante todas estas penas.
Ella por su parte, considera que reencontró a Dios en un deseo ferviente por volver a escribir luego de un largo periodo de silencio, ella atribuye esta fuerza liberadora al creador para que su existir volviera a tomar plenitud y sentido después de estar sumergida tanto en las ocupaciones para satisfacer las necesidades económicas.
Fuentes archivísticas
El archivo personal de Ernestina de Champourcin se localiza en el Archivo General de la Universidad de Navarra y está abierto al público en general.
Catalogo de sus obras
A continuación se van a nombrar cada uno de los trabajos que realizo Ernestina y que es muy variado:
Poesía
- En silencio. Madrid, Espasa-Calpe, 1926.
- Ahora. Madrid, Imprenta Brass, 1928.
- La voz en el viento. Madrid, Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, 1931.
- Cántico inútil. Madrid, Aguilar, 1936.
- Presencia a oscuras. Madrid, Rialp, 1952.
- El nombre que me diste…. México, Finisterre, 1960.
- Cárcel de los sentidos. México, Finisterre, 1964.
- Hai-kais espirituales. México, Finisterre, 1967.
- Cartas cerradas. México, Finisterre, 1968.
- Poemas del ser y del estar. Madrid, Alfaguara, 1972.
- Primer exilio. Madrid, Rialp, 1978.
- Poemillas navideños. México, 1983.
- La pared transparente. Madrid, Los Libros de Fausto, 1984.
- Huyeron todas las islas. Madrid, Caballo Griego para la Poesía, 1988.
- Antología poética, (prólogo de Luz María Jiménez Faro). Madrid, Torremozas, 1988.
- Ernestina de Champourcín. Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 1991.
- Los encuentros frustrados. Málaga, El Manatí Dorado, 1991.
- Poesía a través del tiempo. Barcelona, Anthropos, 1991.
- Del vacío y sus dones. Madrid, Torremozas, 1993.
- Presencia del pasado (1994-1995) . Málaga, Poesía circulante, núm. 7, 1996.
- Cántico inútil, Cartas cerradas, Primer exilio, Huyeron todas las islas. Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 1997.
- Poesía esencial(2008). Fundación Banco Santander. Colección Obra Fundamental. ISBN 978-89913-90-5.
Novelas
- La casa de enfrente(1936). Edición de Carmen Urioste-Azcorra con el título de La casa de enfrente seguido de dos capítulos de la novela Mientras allí se muere. Sevilla: Renacimiento Biblioteca de Rescate, 2013. ISBN 977-8-84847-283-3-7.
- María de Magdala(1943). 2ª ed. 2015. Ariccia: Aracne editrice. Edición a cargo de Magdalena Aguinaga Alfonso. ISBN 978-88-548-7767-2.
Traducciones
- (Sonetos del portugués, de 1942) de Elizabeth Barrett Browning
- El dios escorpión: Tres novelas cortas(1973) de William Golding, Nobel inglés.
- Obra escogidade Emily Dickinson (1946)
- Cuentosde Edgar Allan Poe (1971)
- Diario V: 1947-1955(1985), de Anaïs Nin
- El aire y los sueños(1943) del filósofo francés Gaston Bachelard
- El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis(1951) del historiador y pensador rumano Mircea Eliade
Otros
- Epistolario (1927-1995) (2007). Correspondencia con Carmen Conde. Edición a cargo de Rosa Fernández Urtasun. ISBN 978-84-9740-235-4.
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